Primero, a qué me refiero con la palabra chiste ¿qué es un chiste? El chiste. Y luego, ¿a qué Derecho me refiero? ¿Hay varios Derechos? ¿Hay Derecho? ¿Sin Derecho hay chiste? ¿Hay Derecho sin chiste? ¿Y chiste sin Derecho?
No quiero más que proponer que hagamos del Derecho lo que queramos, no puede ser de otro modo. El límite, interpelan ¿hay límite? Porque no se puede más que asumir que no se puede asumir nada ¿miedo? ¿A qué? ¿Dios? ¿Destino? Certezas. Lo desconocido no sólo asusta, no cae bien. Expone el cambio incesante; el cambio en el Derecho. El lugar de las aparentes certezas, previsiones y hasta destinos por excelencia (positivista). No es culpa del Derecho. Es nuestra. Nuestro Derecho. Nosotros. Ninguno. Porque sólo así es nuestro. El Derecho no es de nadie. Cambia. Es Cambio. Como la vida misma. La muerte. La muerte del Derecho.
Segundo, la incerteza. No es cierto, no hay ciertos. Ni en los hechos, ni en el Derecho. Lo digo con y sin duda ¿Por qué lo dudo? Porque dudo.
Dudo en el Derecho, en la medida que debe dudarse de él ¿quién es él y por qué me ha hecho tener tantas dudas? ¿Gracias? Sí. Gracias al Derecho dudo del mismo. Es Derecho ese que no puede verse y que sin embargo está entre nosotros, espiándonos, esperando a que lo volvamos parte del juego de la vida ¿la vida es juego? ¿El juego es vida? ¿Hay juego en el Derecho? ¿Se puede jugar con él? ¿En él? ¿Y si jugamos el juego del Derecho? ¿El Derecho es un juego? ¿O un chiste?
No hay chiste, no hay Derecho (ni arte, ni política, ni justicia sin nosotros. Otra vez nosotros: nuestro arte, nuestra política, nuestra justicia. Nuestro Derecho.
Tercero, no hay tercero. Hay otro. Otro Derecho, otro chiste. Otra vida, otro mundo, otra idea, otra, otro. Hay cambio. Hay Derecho que cambia; Derecho cambiante ¿Derecho vivo? Sólo en función de nosotros, podemos y lo hemos matado. Acabado con él, con el chiste, con el Derecho. Con este escrito.
cacf
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