“Lo esencial es invisible a los ojos”.
El principito recordando lo que le dijo el zorro.
Lo que yo quiero hacer es ocuparme del concepto de derecho a través de la pregunta: ¿que queremos entender por derecho?
Para ello me parece importante volver al origen de la construcción del Derecho pero también hacerlo desde la contemporaneidad, de manera crítica y propositiva. Necesito recurrir al arte, las emociones, el lenguaje; llegar a la magia y quizá algún día: a la magia del derecho.
Lo anterior me parece que requiere reconocer que nosotros como sociedad (partiendo de cada uno) precisa de una restructuración; ya no sólo del derecho sino de nuestro sistema de pensamiento respecto a cómo resolvemos los problemas y por extensión los problemas jurídicos. Hasta ahora, lo dicho no implica olvidarnos de lo aprendido sino reaprenderlo. Lo dije, volver al origen, situando esta reestructuración en el mundo contemporáneo. Concretamente en el mundo del derecho habrá que partir y reconocer el Estado de Derecho Constitucional. Pues de lo que aquí escribo no cabe —ni tiene que internarlo— en el Estado de Derecho Liberal.
Muchas son ya las construcciones acerca de los dos pilares de mi teoría (arte y derecho), yo aquí propongo una más y de paso establecer un vínculo entre ellas, guiado por las emociones y los sentimientos —entendidos como conciencia de las emociones— para alcanzar un estado de bienestar subjetivo generalizado. O dicho como me gusta, una felicidad común.
Además, me parece que es importante involucrar a la ética y la estética. La primera en relación a los derechos humanos como discurso ético, y la segunda con el arte y el derecho; por eso un derecho bello. Porque bellas son las artes, las virtudes y tiene que serlo el Derecho.
Creo que lo que aquí está pasando se parece mucho a lo que Einstein propuso con la relatividad (especial y general), cuando identificó la incompatibilidad entre los cimientos de la ciencia de su tiempo a través de la gravedad de Newton y las ondas de Maxwell. Una teoría (la de la relatividad) qué nadie aceptaba —ni entendía— en un principio, pero que transformó el mundo y como nos acercamos a él. Para ser claro conmigo y ustedes, en una frase: lo que quiero es transformar el mundo del Derecho.
cacf
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