viernes, 13 de septiembre de 2024

El pobre pendejo que se cree filósofo

Quizá la frase que más he escuchado cuando entre mis pares resulta que hay ocasión de compartir un foro, clases o sencillamente una conversación. 

¿Qué es la filosofía? Un estilo de vida.

Gracias a Kant, principalmente, la visión que se tiene del filósofo suele tener tintes de académico. No somos el mismo tipo de animal. Siguiendo a Aristóteles, somos animales políticos y los filósofos los mejores para dirigir a la comunidad (la Polis). 

Bueno ¿entonces hacemos filosofía aristotélica? ¿Griega? ¿Clásica? No necesariamente. En términos de Gustavo Bueno: hacemos filosofía para el presente. 

He dicho aquí en mis ensayos que el tiempo es una construcción (igual que el Derecho, igual que nuestra realidad); pero no es más que un juego del lenguaje. Hablando como Derrida, todo lenguaje es juego. En todo juego cabe la trampa y por tanto, estamos ante juegos y trampas del lenguaje.

Esta vez toca hablar de algo que me acompaña desde hace un par de años a la fecha: hacer filosofía práctica ¿qué es esto? Vivir a partir de la filosofía (como un estilo de vida) inseparable de su dimensión ética. 

Cuando invocan la frase que titula este escrito se desvelan por lo menos dos impresiones: 1) que existe un desprecio por la filosofía, en consecuencia, por la reflexión; la crítica que provoca la duda; un rechazo al interesante acto de pensar. 2) que no hay una perspectiva clara acerca de lo que la filosofía implica en el acto de vivir —este desconocimiento me preocupa— pues ignorar la filosofía es ignorar su propia posición en el mundo. Mundo al que pertenecemos todos, del cual cada uno forma parte de una u otra manera. Si somos animales políticos, no hay nada más político que vivir en sociedad (local, nacional y mundial). 

Por último, hacer filosofía es algo que cada uno de nosotros hacemos en nuestro día a día. Cada quien tiene una visión acerca de los postulados más profundos que trata el discurso filosófico: la vida; la muerte; el concepto de Dios; del Ser; el No Ser; la nada; el todo. Cada uno vive pues, su propia filosofía. Su propia realidad. En términos de la florida frase: cada uno es un filósofo de su propia vida. 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Rap y Derecho

Me confieso seguidor del género. El hiphop ha representado en mi vida más de lo que imaginé cuando recién me acerqué al rap a los 8-9 años. Con ello vino el gusto por el grafiti y también el breakdance; hace no mucho tiempo me propuse llegar a mis 3 décadas con al menos un par de movimientos a ras de piso: molinos y tijeras son mi objetivo.

Bien, me acerqué a mis sueños de ser rapero cuando, junto a mi amigo Bruno, el DJ Dubtor, fundamos “La Resistencia” un proyecto de rap protesta antisistema por allá del 2021; debo decir también que no hicimos más que 3-4 presentaciones en vivo y dejamos descansar el dueto y la amistad. 

¿Qué tiene que ver esto que acabo de escribir con él rap y el Derecho? Voy a ello: por principio de cuentas hay que aclarar que el rap (hiphop) se manifiesta como una expresión de la cultura oprimida que, a partir de sus letras y su música, protestan y exigen se cierre la brecha de discriminación racial, se reconozcan en igualdad de condiciones: derechos y oportunidades para sus exponentes; y se respete su libre manifestación de ideas (en algunos casos y diferentes latitudes, el peso de la pluma de un rapero les costó la vida).

A lo largo del tiempo, el género ha cambiado y con ello también se han vuelto comunes otras expresiones, desde mi perspectiva, igualmente legítimas que la original. Aquí se trata del ejercicio del derecho a la libertad de expresión.

Luego, en la narrativa que tejen los raperos encontré una dimensión bastante interesante (desde mi posición como argumentador jurídico) referente a los actos dialécticos. En concreto, en el formato de (relativamente) reciente auge como lo son las conocidas como “batallas de gallos”.

En realidad, las batallas de rap son la expresión más popular del diálogo que, aunque recurre en muchas ocasiones a falacias, pretende (en su forma) integrar una conversación/discusión que admita un ganador —también por eso el concepto de batalla— pues se sabe que en la guerra hay un vencedor y un vencido. Hoy por hoy, desde la teoría de la argumentación, no es necesario un ganador sino que se persigue un acuerdo; y este se configura como el mejor argumento. 

Aunado a ello, quiero contarles que esta idea surgió concretamente cuando escuché la sesión de Bizzarap y Residente. En ella, aunque no sea un formato de batalla (estilo Redbull) como al que me referí en principio; queda patente el acto mismo que enuncié: dialéctico. Es de dominio público que René Pérez (Residente) rapea dirigiéndose a José Osorio (J Balvin); a través de un juego del lenguaje que a mí personal punto de vista me parece excepcional. Pues no solo responde a lo que José había hecho (las playeras de hotdog, por ejemplo) sino que además persigue justificar su posición como, en sus palabras, el King Kong del rap. 

Seguimos, ¿qué es el acto dialéctico? Quizá una de las formas más antiguas de producción del conocimiento, el diálogo ha pervivido desde la era presocrática, la Grecia clásica (piénsese en los Diálogos de Platón, por ejemplo).

Así como en la cultura moderna y contemporánea con expresiones cada vez, desafortunadamente, más triviales: los Diarios de Debates que existen como registro en el Poder Legislativo de la Unión; hasta los formatos que recientemente presenciamos en aras del proceso electoral 2023-2024 en México, ese desafortunado espectáculo que consiste en hacer “discutir” a los candidatos contendientes a un cargo de elección popular. Aunque aclaro que en este último no hay diálogo sino ataque constante e ininterrumpido, siguiendo la premisa de la razón de la fuerza antes que de la fuerza de la razón. 

En el rap nacional, la escena está incluyendo cada vez a más personas y lo celebro. Hace muy poco hubo una de estas batallas con formato Redbull entre comediantes (justamente estoy pensando en escribir otro texto al respecto de la comedia y el Derecho. Una primera aproximación se encuentra en el ensayo que escribí aquí titulado El Derecho es un chiste)

Algo más, si me permití contar mi experiencia frente al género es porque la relación que existe con el Derecho se manifiesta en el ejercicio de mi libre desarrollo de personalidad. Por lo que, no tengo reparo en admitir mi deseo por seguir haciendo música rap, escribiendo rimas y quizá algún día compitiendo en una de esas batallas. 

Actualmente, conviene reconocer que más que discutir necesitamos dialogar. No simular un diálogo (como ocurre en la mayoría de los “conversatorios” que organiza mi gremio en la Universidad Veracruzana y fuera de esta), no.

Necesitamos aprender a exponer nuestras ideas, reformular nuestros argumentos y con ello nuestras estructuras mentales, reconociendo el error propio y ajeno para permitir la construcción de conocimiento. En una frase, necesitamos primero aprender a hablar y, luego a rapear.

cacf 

viernes, 6 de septiembre de 2024

Del estudio a la vivencia jurídica

Recientemente, la dinámica de la vida misma me colocó frente a la oportunidad de iniciar un Club de Estudio Jurídico en la Casa de la Cultura Jurídica (CCJ) de Xalapa (qué gracioso suena cuando lo leo así, repitiendo la palabra jurídico).

Me explico para quien me lee y no sabe qué es una CCJ, en pocas palabras, se trata de una embajada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), asumo se sabe ya que es la SCJN porque ha sido tema relevante desde hace unos días en mi país. Así que me limitaré a decir que se trata del máximo Tribunal de nuestro país, responsable de las decisiones más emblemáticas (en materia de Derechos) de los últimos tiempos. Pasando por la despenalización de la interrupción legal del embarazo; la inconstitucionalidad frente a la prohibición del consumo lúdico de cannabis; hasta el reconocimiento, por principio de igualdad, de los matrimonios homoparentales. 

Desafortunadamente, la SCJN está siendo víctima de un ataque sin parangón, proveniente de los otros dos poderes de la Unión. Una cuestión lamentable y contraria a Derecho (en el sentido opuesto a progresión/progresividad). Todo, por la multicitada Reforma Judicial. De la cual, me he ocupado parcialmente en mi ensayo anterior; así como en mis recientes publicaciones de videos en la plataforma TikTok. 

Hoy, traigo a colación estas referencias pues motivaron mi ánimo para emprender un proyecto de educación jurídica como función social del Derecho. Es bien sabido que, cuando se invoca la palabra Derecho, resulta casi inevitable pensar en conflicto (s) —y a veces su resolución (es)—, aderezado de su respectivo castigo (represión) y obligación (coacción), aunque también es común se crea que el Derecho sólo tiene esa función o finalidad (prohibitiva) ; lo cual es falso.

Sigo, al fenómeno jurídico podemos atribuirle por lo menos las siguientes funciones: 

1. Regulación del comportamiento: a través de los indicadores deónticos una norma puede regular lo que es prohibido, permitido u obligatorio para una sociedad; moldeando así su comportamiento.

2. Resolución de conflictos: la más conocida, en buena medida por las imágenes más populares del ejercicio del Derecho. 

3. Protección de Derechos y Libertades: garantizando las libertades y derechos fundamentales de los individuos.

4. Facilitación del cambio social: promoviendo el progreso social, impactando directamente en sus regulaciones normativas a través del reconocimiento mutable de valores e innovaciones tecnológicas. 

5. Mantenimiento del orden y la justicia: el Derecho asegura un sistema de justicia que busca mantener el orden social y sancionar comportamientos que violen las normas y leyes establecidas

6. Legitimación del Poder Político: sí, el Derecho no es “puro”, legitima a la autoridad y el poder de las Instituciones gubernamentales, en dos sentidos: interno, estableciendo límites al ejercicio del Poder; y externo, en atención a la sociedad concreta en términos de su organización política y en consecuencia, su práctica.

7. Educación y Formación de la conciencia social: contribuye a la formación de una conciencia social y valores colectivos, enseñando a los individuos las normas y principios fundamentales de la convivencia.

8. Promoción del desarrollo económico: creando un marco legal que favorece al desarrollo, garantizando la propiedad, la validez de los contratos y las resoluciones de disputas comerciales. 

9. Prevención de abusos de poder y corrupción: estableciendo mecanismos para prevenir y sancionar los abusos. Promoviendo la justicia y protegiendo la integridad de las Instituciones

De tal información, puede inducirse que nuestra área de estudio es mucho más amplia y compleja de lo que se nos acostumbra a visualizar; a propósito, cada una de estas funciones sociales del Derecho se encuentra intervinculada con las otras. Por lo que sólo para fines pedagógicos es que se exponen de esta manera (individualizada)

Ahora bien, acerca de la que a mí me interesa trabajar como eje central, es aquella puesta en relieve y subrayado. La CCJ Xalapa me abrió la puerta para hacerlo, y además hacerlo a mí modo: promoviendo el diálogo antes que la dinámica monodiscursiva. Así que sirva este párrafo para agradecer al maestro Yair Fuentes por confiar en mi trabajo. 

Planteamos esto como un club de estudio, lo cual es limitativo y (dicho sea de paso) tendiente al tedio. Pues suele aparejarse la práctica jurídica a actividades librescas y memorísticas, por no decir monótonas, simples y hasta triviales; no es por nada que no gocemos de una buena reputación teórica los que a esto nos dedicamos.

Así pues, decidimos migrar el club a uno de vivencia jurídica. Pues el Derecho es eso, práctica o experiencia. Una experiencia social construida e impuesta —aunque reconstruible—. De la cual participamos todos los miembros de la sociedad, indistintamente de su lugar de enunciación, presumimos que cada quien tiene una percepción de los postulados fundamentales de nuestro estudio: Derecho; Norma; Justicia; Ley; etc. 

De ahí que, en nuestra primera sesión abordásemos la distinción entre la teoría, la ciencia y la filosofía del Derecho. Ya que hemos de ocuparnos de la primera, dejando la segunda en manos de los técnicos y la tercera en manos de los filósofos. Aunque, en realidad, también llevaremos al grupo por las ramas filosóficas de nuestra disciplina, pues resulta casi inevitable hacer filosofía (jurídica) cuando se asume a esta última como lo que es: un estilo de vida. Y por tanto, una vivencia. 

Agrego aquí un enlace al grupo de WhatsApp del Club para quien guste unirse: https://chat.whatsapp.com/G2swb7urC953A534x8pz8Y

cacf

La fila de Costco

Hace unos días fui comprar una pizza a Costco. Me resultaron muy interesantes las filas que las personas hacían en la fuente de sodas, parti...