¡Uy! Ahora sí viene lo chido… diría Luisito Comunica. Bueno ¿por dónde empiezo? Quizá esta vez por el principio ¿por qué se estudia Derecho? Me parece que hay dos niveles de respuesta a esta pregunta.
En el primer nivel, diría que cualquiera puede —y debería— estudiar Derecho, no en un sentido formal sino más bien práctico. Quizá la formulación adecuada sería: que cada quien merece vivir el Derecho que (re)conoce en compañía de una dimensión ética. O mejor, que se tiene que aprender a vivir el Derecho, a reconocerlo y a practicarlo como un estilo de vida ético.
Las realidades jurídicas se corresponden con el número de personas que hay en el planeta. Lo cual implica un muy buen número de perspectivas de lo jurídico a nivel factual. Siempre me ha parecido interesante cómo visualizan el Derecho las personas que me rodean pues cada uno de nosotros —como ya lo he dicho antes— tiene una visión de los conceptos jurídicos fundamentales, desde los que tanto se habla en la teoría, ciencia y filosofía del Derecho.
El segundo nivel de respuesta se acompaña de un estudio formal del Derecho, al respecto no me refiero con que se inscriba la persona en alguna Institución de Educación Superior (IES). Sino que se comprometa con estudiar el Derecho de acuerdo a cierta forma de estudio. Un proceso de aprendizaje de lo jurídico respecto de lo no jurídico.
Estudiar Derecho según un proceso no implica, necesariamente, hacerlo con base en los códigos vigentes. Resultaría más interesante vincular el Derecho a las demás empresas sociales: la antropología, la sociología, la filosofía, la historia, la política, etc. Estudiar Derecho resultaría en una experiencia que parta de su misma fuente: la sociedad.
Para ser más claro, estudiar Derecho va más allá de la sola experiencia que la educación formal (ser miembro, como alumno, de alguna Universidad o IES) nos proporciona. De hecho, en uno de mis libros favoritos: “No estudies Derecho” Garza Onofre reconoce que «hay más abogados que perros en la calle». Pues para estudiar formalmente el Derecho «basta con inscribirse y no morirse».
El excesivo número de escuelas de Derecho produce la ilusión de que una buena parte de la sociedad cuenta con formación jurídica. Falso.
Se cree o se presume que para dar clases de Derecho no es más que necesario una pizarra, algunos códigos y/o leyes y sillas para los alumnos; también se cree que el estudiar Derecho está vinculado a una mejoría en la calidad (cantidad) económica de sus estudiantes; entre otros motivos y razones. Tema de otro ensayo.
Se estudia Derecho porque muchas veces no se pudo estudiar otra cosa, lo que realmente se quería. Es mi caso, en parte, pues en origen yo quería estudiar teatro; mi padre me dijo que me moriría de hambre y yo respondí que también moriría feliz. Hoy me hace feliz estudiar Derecho.
Se debería estudiar Derecho porque no se puede defender lo que no se conoce. Visto así, se estudiaría porque es nuestro Derecho.
cacf
@quenosoyabogado